El melón es mucho más que una de las frutas milenarias que nos acompañan desde tiempos remotos. Es un símbolo de vida, de salud, de vida social, de refresco estival y de fiesta.
Gracias a la enorme creatividad de una nueva generación de cocineros, el melón se ha incorporado con nuevos bríos a recetas donde su presencia junto con otros alimentos realza sabores, potencia contrastes y desarrolla nuevos platos imaginativos y sorprendentes.
Es una fruta que podemos encontrar en los mercados todo el año gracias a la existencia de cultivos por todo el mundo, aprovechando climas y tierras diversas, en el crecimiento de variedades como el melón piel de sapo, el melón amarillo, el cantaloup, el galia y otras muchas más que nacen de la investigación y el rescate de semillas olvidadas por el tiempo. La planta conocida como Cucumis Melo, extiende sus tallos bajo el sol, creando flores amarillas que una vez polinizadas dan forma a melones bajo la sobra de las hojas. Es al final del ciclo vital de la planta cuando se realiza la mayor parte de la recolección y posterior clasificación según calibres y puntos de maduración. Algunas piezas pueden llegar a alcanzar un peso de 4 kilogramos, siendo seleccionados para comidas con numerosos comensales en un ritual de corte y reparto donde el éxito del seleccionador de la pieza es celebrado por todos.
El melón tiene mucho contenido de agua, pocas calorías, buenas cantidades de vitaminas A y B, además de nutrientes tales como potasio, sodio, fósforo o magnesio.
Su principal contenido en agua es recomendable para saciar el apetito en dietas donde se pretenda eliminar líquidos, reducir peso, agilizar el tránsito intestinal y todo ello disfrutando de una textura y sabor capaces de convencer y satisfacer a todos los paladares.
Este poder hidratante es también utilizado en tratamientos cosméticos que buscan aliviar la piel y recuperar su vitalidad. Según últimos estudios, en las variedades de melón con pulpa anaranjada es posible encontrar sustancias como el Licopeno, el Betacaroteno y la Pectina, vinculadas con propiedades beneficiosas para la prevención de enfermedades cardiovasculares
El melón es un símbolo de la vida agrícola tradicional, gracias a su larga capacidad de conservación, es capaz de ir transformando su pulpa hacia sabores próximos a la miel, de manera que es posible comer en el diciembre un melón recogido recolectado en el mes de septiembre. Esta tradición todavía perdura en las huertas de Levante y el Sur, siendo el melón el postre obligado de la Navidad para regocijo de quienes tienen la oportunidad de degustar una de estas piezas exquisitas.
La elección de un melón parte de un rito que comienza por la observación de su piel , el roce de los dedos con las puntas para comprobar que ceden ante la presión y el obligado golpeteo de su barriga para comprobar que existe un sonido hueco indicador de la madurez definitiva de la fruta. Un buen observador analiza la panza del melón, el tamaño del pezón, estudia su piel y las marcas existentes, intentando descubrir indicios de que el crecimiento y el transporte del melón ha sido tranquilo y sin golpes que aceleren su maduración.
Se consume tradicionalmente como postre, aunque es bien conocido que es recomendable disfrutarlo sólo, o evitando combinarlo con otros alimentos para no provocar digestiones pesadas y lentas. En cambio, un melón verde e inmaduro puede resultar indigesto, aunque afortunadamente estas piezas no suelen llegar a los mercados de manos de marcas de prestigio que en su proceso de selección los descartan y retiran para ser utilizados en otros usos vinculados con la industria de la perfumería y la elaboración de transformados alimentarios.
Disfrutar de un melón frío en época estival supone una de las grandes tradiciones culinarias de nuestra cultura mediterránea. Es junto con la sandía un icono del verano, las vacaciones, el descanso y la alimentación sana y natural. Un placer ahora a nuestro alcance todo el año gracias a la labor de las marcas especialistas en melón y su desarrollo de cultivos en zonas cálidas durante las estaciones de calor de cada hemisferio.
Información nutricional del Melón
Aproximadamente, por cada 100 g. de melón se obtiene:
Calorías 54,4 kcal
Hidratos de carbono 13,1 g
Fibra 0,8 g
Potasio 320 mg
Magnesio 11,8 mg
Calcio 15,8 mg
Hierro 0,4 mg
Vitamina C 32 mg
Folatos 3,7 microgramos
Provitamina A 3 microgramos