Pelar el melón, retirar las semillas, triturarlo muy fino, colarlo y reservar su jugo en la nevera.
Para la gelatina:
Poner en remojo las hojas de gelatina con agua fría, escurrirlas y, a continuación, disolverlas con delicadeza dentro de un cazo, a fuego lento y procurando que no se quemen. Una vez disueltas, retirar el cazo del fuego, agregar el vino dulce, mezclarlo bien para que se una a la gelatina y vertirlo en un recipiente para que se enfrié y cuaje.
Para el bizcocho:
Montar los huevos junto con el azúcar con la ayuda de una batidora eléctrica; debe obtenerse un montado espumado muy firme. Después, con cuidado y delicadeza, mezclarlo con una espátula de abajo hacia arriba, incorporar la harina, la ralladura de limón y la pimienta. No castigar demasiado la masa, debe quedar unida, esponjosa y homogénea.
Introducir la masa esponjosa en una manga de pastelería, provista de una boquilla de agujero redondo y ancho de 9 mm., y formar los bizcochos de soletilla sobre el papel del horno, como si se dibujaran unas líneas gruesas, de la longitud que prefiera (de 10 o15 cm.) y dejando una distancia de 3 cm. entre uno y otro.
Espolvorear por encima el azúcar glass y hornear los melindros, a 220ºC durante 3 minutos.
Autora: Carme Ruscalleda